miércoles, 25 de mayo de 2016

Tomates verdes podridos. Segunda parte.

Cuando pensamos en un sitio como Rotten Tomatoes, lo primero que viene a la mente son las calificaciones que nos daban en la escuela, en la que la forma de evaluación era a veces inexplicable. Como maestro, si un alumno ve mis listas, lo primero que hace es preguntar por qué a pesar de haber aprobado, hay cincos o cuatros escritos. La respuesta es que se toma en cuenta la evaluación continua, las asistencias, la actitud, etc. Los elementos para calificar dependen de cada maestro, lo cual se asienta en las listas, pero en las boletas aparecen dieces o ceros. Ahora bien, en la imagen les muestro lo que el usuario ve cuando entra a Rotten:

Primero, se encuentra el tráiler y el título de la cinta, así como su año de producción. Bajo estos se encuentra una pequeña imagen del cartel promocional y a su lado derecho la calificación promediada de la película, como un tomate verde y aplastado para las malas, uno redondo y colorado para las buenas y un tomate rodeado de un sello “de frescura” para indicar que es muy recomendable. A su costado se encuentra la calificación del público, la cual se manifiesta con una cubeta de palomitas tirada para las que el público despreció, y una llena de palomitas hasta el tope en el caso de las que la audiencia recomienda. Los números, en este caso, son grandes y en negritas. Bajo esto se encuentran unos números pequeños, llamados Average Rating (calificación promedio). Son el resultado de la calificación de cada crítico consultado y según muchos, es en donde está el verdadero valor de una cinta. Los críticos dan una calificación del uno al diez, mientras que el público lo hace del uno al cinco. Quiere decir que, por ejemplo, Sharknado (Anthony C. Ferrante, 2013) tiene un Average Rating de 6.1/10, es decir, pasó de panzazo. El público le da un 2.5/5. Pero a lo que se le da el primer vistazo es que tiene un 82% de frescura, y el público le otorga un 33%, o sea, que a la crítica le gustó pero al espectador no. Votaron por ella 17 expertos, de los cuales, 14 son positivos y 3 negativos. ¿Qué diablos está pasando?
                Para empezar, se dice que para tomarte en cuenta en RT, necesitas cuarenta reviews en diferentes medios o por lo menos cinco de top critics, o sea, gente que se ha ganado a pulso un prestigio y publica en medios muy reconocidos. Sharkado, cuenta con sus cinco necesarios, así que aunque sean menos de las cuarenta notas, es tomada en cuenta. Los críticos dan una calificación del 1 al 10, lo que quiere decir que con 6 ya pasaste, mientras que con 5 reprobaste, como en la escuela. Ahora saca un promedio sencillo: Los catorce críticos que votaron a favor de ella representan el 82% de los que votaron. En realidad lo que ves no es la calificación promedio, sino el porcentaje de votos positivos. De esta manera, el ejemplo que colocaba en la primera parte del artículo (por aquí) se explica: El 82% de los que votaron por El renacido, le dan una calificación promedio de 7.9, mientras que Sharknado tiene un 6.1. Deadpool tuvo un 83% de frescura, pero una calificación promedio de 6.9. Eso explica el por qué cintas tan diversas pueden tener porcentajes similares. Pues bien, regresemos al ejemplo del alumno: En mis clases de actividades cocurriculares (teatro), manejo una especie de premio, llamado participación. Puede ser positiva o negativa y cada una vale una décima de punto. Si juntas diez, tienes un punto, así que si tienes diez participaciones y sacas un nueve, tu calificación en el examen sube a diez. Con cincuenta exentas el examen, y no así el apartado de evaluación continua, el cual considera si traes cuaderno, uniforme de la materia, asistencia, etc. Si no tienes participaciones, tienes la opción de sacar un diez en cada uno de los apartados. El tercer modo de pasar es por medio de formar parte del club de teatro, lo cual te asegura exentar el examen y la evaluación continua. Pero al momento de asentar las calificaciones, Juanito X, Marita Y y Pepito Z sacaron diez, aún si Juanito no actúa nada, pero resulta que participa todo el tiempo y le sobran participaciones, Marita sacó diez en los dos rubros, y Pepito faltó algunas veces, incluido el día del examen, pero está en el club de teatro y se presentó en un evento de la escuela. En la boleta de los tres aparecerá un diez, sin importar cómo lo obtuvieron y quién se lo merece más.
                Algo así ocurre en Rotten, la diferencia está en que esta situación se las comento a mis alumnos casi cada vez que toca un examen. Cuando un usuario entra a la página, lo que ve son porcentajes, no calificaciones. Un usuario de Disqus me comentaba que por qué consideraba un sitio más confiable a IMDb, sobre Rotten, y la explicación es sencilla: Mientras que en IMDb se publica la calificación de los usuarios nada más, en RT, a esta se le da un lugar de menor importancia, lo que les interesa mostrar es la cantidad de votos a favor que tuvo la cinta en cuestión. Ahora, esto no quiere decir que sea más valiosa la opinión del espectador sobre la del profesional, sino que mientras uno muestra número netos, el otro le da preferencia a los porcentajes. Esto me resulta ilógico, ninguna medición de calidad seria se basa en datos tan ambiguos. En la llamada “prueba enlace”, por ejemplo, se considera la calificación promedio que sacaron los alumnos para ver en qué lugar de enseñanza está la escuela. Siguiendo el criterio de RT, entonces deberíamos de considerar el porcentaje de alumnos aprobados. Así, un colegio “patito”, cuyos inscritos sacaron calificaciones aprobatorias de seis, tendría el mismo lugar de calidad que uno en donde sus chicos sacaron nueves y dieces.
                Pues bien, esto en sí no es del todo malo, comparado con lo siguiente: Si bien el sitio por sí mismo no interfiere en las calificaciones otorgadas, el factor humano sí llega a hacerlo. No existe ninguna razón para asegurar que hay preferencias en la página, y por Disney menos que por nadie. La respuesta a esto es que Rotten pertenece a Flixter, un sitio que a su vez pertenece a Time-Warner. Y la prueba de que no hay interferencias ni favoritismos, se llama Batman V Superman: Su porcentaje de calidad promedio fue de 29%, con una calificación de 4.9/10. Y la cinta fue producida y distribuida por Warner Brothers. Si el sitio manipulara esta información, lo primero que hubiera hecho es detener la avalancha de críticas negativas. Sin embargo, las dejaron pasar aunque esto significó una pérdida irrecuperable (Aunque la cinta recuperó inversión y tuvo ganancias considerables, por desgracia, al ser un producto que muchos odiaron, sus ventas para reproducción doméstica peligran y son las que en verdad interesan a los productores de Hollywood), y derivó en la posible finalización de la carrera de Zack Snyder. Sin embargo, Disney, su mayor competidor, alcanza casi en cada cinta un porcentaje de frescura favorable. ¿Esto quiere decir que sus productos son superiores a los demás o que los críticos están tan aferrados como el público hacia estos?
                La respuesta es que por más que indagué, no encontré ninguna prueba sólida que me permitiera comprobar la existencia de extorsión o payola entre los críticos de cine.
                La payola es la forma en que se le denomina a la extorsión en el mundo de la música. Es la práctica de pagar con dinero o favores para que una canción se transmita en el radio o para que se le dé preferencia a un artista en particular. Durante años fue una práctica común, aunque hoy en día está prohibida en muchos países. En México, por ejemplo, se practica una forma de payola propia de nuestra idiosincrasia, que consiste en amenazar a los dueños de las estaciones para que apoyen a ciertos cantantes poco o nada conocidos, generalmente de música de banda, porque los capos del narcotráfico lavan dinero usando sus producciones discográficas. En el medio del cine, es sabido que algunos estudios, hasta los años noventa, hacían los press junket en lugares exóticos e invitaban a críticos y periodistas con todos los gastos pagados, además que conseguían regalos por parte de empresas patrocinadoras, que llegaban a valer cifras escandalosas. A la fecha, pero en menor medida, se sigue practicando algo similar, pero esto es para ganarse los favores del crítico, sin pedirlos expresamente. En el caso de Disney, no se puede decir que compre o extorsione abiertamente, pero hay muchas cosas por las que se puede sospechar esto. Lo primero es la cantidad de medios de comunicación masiva con los que cuenta. Es dueña de tantos negocios que me faltaría espacio para nombrarlos, pero les dejo un link para que los consulten por aca. Entre otras, son dueños de ABC, A+E, ESPN, Radio Disney, etc. Y por supuesto, son dueños de Marvel Comics y Marvel Studios. Obviamente, cualquiera habla bien de los productos de la casa. Pero Disney no cuenta con medios impresos, exceptuando Marvel, o por lo menos no de forma evidente. Tomando por ejemplo el caso de Televisa, que es dueña de muchísimas empresas, es de todos sabido que en sus filiales apoya principalmente sus producciones, y a aquel que hable mal de ellos, se le “veta” y no se les vuelve a invitar a sus eventos y programas, ¿por qué la empresa del ratoncito no lo haría?
                Pero aun con esto, no hay suficientes evidencias como para comprobar que Disney incentive de alguna manera a críticos profesionales para que les guste tal o cual producto. Y yo no tendría sospechas, sino fuera por un pequeño detalle: En el libro Corruption: How to Deal with Its Impact on Business and Society, de Godfrey Harris, editado por Americas Group Publications, en 2003 y que puedes consultar aquí, Disney Radio y todas sus estaciones y filiales tocaban hora tras hora la canción I Can't Wait, interpretada por Hillary Duff y que era parte del soundtrack de The Lizzie McGuire Movie (Jim Fall, 2003). Disney Radio la reportó como número uno en sus top teen y en segundo lugar una de la cantante April Lavigne. Pero la realidad era otra: La canción de Duff sólo se pasó una que otra vez en estaciones que no pertenecían a Disney y en todos los charts, ni siquiera aparecía. Las ventas de Hillary, con toda su campaña a favor, alcanzaron apenas las 124,000 copias, mientras Lavigne vendía hasta 2.5 millones. Algo debieron de haber aprendido.
                Pero sea cierto o no que muchos críticos reciben “incentivos” de parte de productoras y distribuidoras para apoyar sus productos, lo cierto es que muchos son muy honestos y han labrado su carrera gracias a eso. Pero es evidente que existe una tremenda distancia entre ellos y el público en general. Un profesional de la crítica y el análisis cinematográfico debe ser un guía, alguien que ubique al público y por lo tanto, requiere muchos conocimientos que no tiene el cinéfilo común y corriente. Debe saber de historia del cine, de géneros, de técnicas de producción y dirección, de fotografía, actuación y por supuesto, de guionismo y estructuras dramáticas. Es decir, debe saber cómo se hace una cinta. Además, debe conocer técnicas de investigación, tipos de géneros literarios, de corrección de estilo y redacción, además de tener buen gusto y control de impulsos, aunque esto último es muy difícil. Siempre debe ser ecuánime, no puede dejarse llevar por sus gustos, debe buscar la neutralidad, y sobre todo, debe ser honesto. Mientras que el cinéfilo se deja llevar por sus emociones y lo que le hacen sentir las películas.

                En estos días se puede dividir a los cinéfilos en tres grandes grupos: El que ama el cine por el hecho de serlo, que es capaz de entrar a ver lo que sea porque disfruta estar en la sala oscura viendo (o viviendo) una vida diferente a la suya; el que tiene preferencia por ciertos tipos de cine o géneros, y el que ama los superhéroes. Estos últimos son los que, por desgracia, pueden salvar o matar el cine. Han vuelto casi una religión el ver cintas basadas en cómics, al grado que esperan ansiosamente la función nocturna para ver antes que nadie las aventuras de héroes que muchas veces ni siquiera conocen, pero que son de Marvel o DC. Ellos son los que por fortuna o desgracia, están manteniendo viva la exhibición cinematográfica y también los que están matando a los demás géneros. El “divorcio” entre la crítica y los espectadores se ha incrementado muchísimo y si alguna utilidad tiene Rotten Tomatoes es la de mostrar esta situación. El incendio que comenzó el sitio con los resultados de Batman V Superman les ha generado estar en el ojo público y ha evidenciado algo que la naturaleza conoce muy bien: Un tomate podrido, en una caja de tomates frescos, empieza una descomposición masiva. Y en pocos días, tendrás una caja de tomates verdes podridos.